Unidad, no. Pluralidad y diversidad, si

Elías Amor Brava, economista

Que el diario oficial Granma dedique a la “unidad” el que se supone será último mensaje a Fidel Castro, es significativo. El artículo titulado “La unidad como el mejor homenaje” viene a confirmar que la dirigencia comunista que gobierna la Isla desde hace 57 años afronta un proceso complejo, para el que no tiene respuestas y que, previsiblemente, debe conducir a la apertura de espacios para la libertad en no mucho tiempo. En Cuba, la unidad ya no existe. Y eso ciertamente es muy bueno.

Sin duda, estos días verán al pueblo cubano lamentar la muerte del que fuera comandante en Jefe. Así ocurrió cuando Franco pasó a otra vida, y, en general, cada vez que un autócrata desaparece. Hay que dejar que la población se exprese.

A mi lo que me importa realmente es el día después. Y creo que esta preocupación, con Fidel Castro fuera del escenario, es la que debe atraer el interés de la mayoría. Afortunadamente, Fidel Castro ya no está entre nosotros, y aunque muchos lo hubieran querido ver juzgado y condenado por sus innumerables crímenes, no es menos cierto que la muerte física lo condena al olvido, a pasar, a convertirse con el paso del tiempo en un mal recuerdo que nadie querrá retener. Tiempo al tiempo.

Superado el dolor, el pueblo cubano verá que es posible un nuevo día. Un día mucho mejor, en el que las consignas, la manipulación propagandística, el monocolor político e ideológico que ve en el adversario un “enemigo” al que hay que exterminar, dejan de tener sentido. Sin Fidel Castro presente, su régimen se tambalea sólo y caerá, porque Raúl es solamente su hermano, pero no tiene ni la personalidad ni la categoría para conservar la herencia política recibida. Lo más probable es que en poco tiempo la dilapide, e incluso mejor, que también pase a mejor vida. Su edad ya no deja mucho espacio.

Recuperar la democracia y la libertad es crucial para Cuba y los cubanos. La transición puede durar cinco o seis años, como en España, o diez y veinte. Da igual. Pero al final, el sistema político e ideológico impuesto por la fuerza, desaparecerá y nadie lo recordará. No tiene sentido mantener y conservar posiciones que pertenecen a la segunda década del siglo pasado, a tiempos en que la guerra fría se adueñaba de la realidad del orbe. Ahora toca cambiar, y los cubanos están preparados para ello.

La consigna de la “unidad” es un ejemplo de lo que teme el régimen comunista. Granma lo dice en su artículo de forma solapada. La unidad es lo único que puede mantener la llamada “revolución”. Dentro de ella puede valer todo. Fuera, solo cabe represión y exterminio, o huida al exilio. Con estas máximas, se puede jugar con un personaje anacrónico y absurdo como Fidel Castro, pero con otra alternativa, es imposible. No se puede sostener que una parte de la sociedad, posiblemente muy pequeña en términos democráticos, impida al resto desarrollarse y elegir libremente el tipo de vida que desean realizar.

¿Por qué uniformar a los niños cubanos que van al colegio? ¿por qué una libreta de racionamiento? ¿por qué se enseñan valores e ideas de filiación comunista? ¿por qué la persecución a intelectuales, artistas, disidentes, religiosos? ¿por que no existe prensa libre? Etc, etc. Las bases del régimen castrista no se pueden mantener sin Fidel Castro. Y por ello, Granma pide “unidad” es lo único que piden. Tienen que continuar ganando tiempo para que las verdaderas fuerzas progresistas y revolucionarias que existen en Cuba, den la vuelta al calcetín y transformen la nación en otra sociedad distinta.

Estos días, viendo las celebraciones de Miami, se puede constatar que la unidad que exige el régimen comunista nada tiene que ver con el sentimiento político plural de los cubanos. Desde las distintas posiciones ideológicas es posible retar al régimen en el que ya no está Fidel Castro, para propugnar cambios de 180º que supongan un nuevo comienzo.

Cuba, los cubanos, deben saber y por ello es muy importante aumentar esta pedagogía democrática, que la unidad impuesta desde el poder es la cadena que ata al esclavo y le impide ser libre. La unidad como consigna ideológica solo sirve para que 2 millones de cubanos hayan huido del país en busca de un mundo mejor. La unidad es una pesada carga ideológica que no permite tomar decisiones responsables de futuro. Demasiada unidad conduce a campos de concentración en los que se cercenan las libertades.

Con Fidel Castro muerto, al fin, la unidad debe ser sustituida por la pluralidad. La diversidad crea riqueza, opciones alternativas, pensamientos creativos y constructivos. Todo lo que necesita Cuba para salir adelante lo más rápido posible. Granma se equivoca. La unidad no es homenaje para nadie, ni siquiera para Fidel Castro, que ya ganó todo el tiempo del mundo y le importa un bledo lo que pueda ocurrir con su engendro revolucionario. Esa es la idea que se debe tener bien clara. La generación que vio nacer la revolución vive mucho peor que antes. Los cubanos han perdido mucho, casi todo en estos 57 años, y toca recuperar el tiempo compartido. Pero nunca desde imposiciones autoritarias, sino desde la convicción que la libertad, la discrepancia y el diálogo son valores que pueden hacer que el sueño de la República libre sea una realidad.
Así, Cuba siente una eterna gratitud con el Comandante. Sus ideas, sus razones de lucha y su concepto de Revolución «seguirán adelante, en las manos del General de Ejército Raúl Castro, que contará con el apoyo y consagración de todo el pueblo cu­bano», aseveró Eberto Estrada Sao, director del Instituto Pro­vincial de Meteorología de Las Tunas.

Ya llegará el momento en que se abran los archivos y se levanten las alfombras para dar a conocer al mundo la realidad del personaje llamado Fidel Castro. Por mucho que se destruyan documentos o papeles, no será difícil reconstruir su huella. Entonces esa idea de recordarlo como “hombre de bien, de respeto, digno de estos tiempos, líder indiscutible de la nación, de América y del mundo” se desvanecerá como un azucarillo en agua. No quedará nada, absolutamente nada de su legado. Cuba será una nación mucho mejor sin él. De eso no me cabe la menor duda. De la "unidad" a la pluralidad y la diversidad.

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