No es con subsidios como se construye una economía


Preocupados por el pésimo estado de la vivienda en la economía castrista, el régimen, amparándose en los llamados “Lineamientos” ha anunciado a bombo y platillo en el periódico oficial, Granma, la nueva política de subsidios destinada a los que realicen “acciones constructivas por esfuerzo propio”.
Las medidas se contienen en el acuerdo 7.387 del Consejo de Ministros y las resoluciones del Instituto Nacional de la Vivienda y el Ministerio de Finanzas y Precios publicados este lunes 6 de mayo en la Gaceta Extraordinaria número 12.
Regalando dinero desde el estado  no se consigue que una economía sea dinámica y sostenible. Más bien todo lo contrario.
Las autoridades se esfuerzan en afirmar que el principal objetivo de la nueva política de subsidios es que un mayor número de personas se vea favorecido, ya que desde enero de 2012, cuando comenzaron a entregarse estos subsidios hasta el 31 de marzo del presente año, se han otorgado 33.431, una cifra superior a los 566 millones de pesos, de los cuales se han utilizado más de 234 millones.
Cuando se trata de gestionar subsidios, la posibilidad de llegar a más personas depende de los recursos presupuestarios disponibles, lo que no parece muy fácil en el régimen castrista actualmente, así que esto suena a chico pleito. Además, si solo se han utilizado 234 millones de 566 millones de pesos, la verdad es que la ejecución es bastante mediocre.
La segunda opción buscada es aumentar el monto del subsidio. Dicho de otro modo, se pretende pasar de los 80 mil pesos actuales a unos 85 mil, o 90 mil en zonas sísmicas, como si ese aumento fuera espectacular. Lo asombroso es que no se modifique lo que llaman “célula básica habitacional” establecida en 25 metros cuadrados. Tal vez una política distinta, y que podría dar mejores resultados, sería liberalizar esa superficie, ya que no tiene sentido regular todo.
Una tercera vía que se pretende explorar es la autorización de “nuevas posibilidades de pago con el dinero del subsidio, pero sin incrementar el monto total”. Es increíble que hasta ahora no se haya autorizado el pago de la documentación técnica correspondiente a proyectos y licencias de obra que es fundamental para que la actividad constructora se realice con todo tipo de garantías. En fin, todo es una maraña de autorizaciones, prohibiciones, regulaciones, inspecciones, controles y evaluaciones que consumen inevitablemente más energías y esfuerzos que la actividad misma que se pretende subsidiar.
Además, con el dinero del subsidio se permitirá pagar “el derecho perpetuo de superficie”, un concepto de difícil encuadre dentro de un sistema que no vela por el respeto a los derechos de propiedad y donde la mayor parte de los activos pertenecen al estado. Habrá que dedicar tiempo y esfuerzo a tratar de comprender qué se pretende describir con ese derecho perpetuo, que al parecer se localiza en zonas afectadas por ciclones y otros desastres naturales.
Parece que también la nueva regulación pretende diversificar el tipo de destinatarios que pueden beneficiarse con el subsidio. Hasta ahora se trata de personas de escasos recursos, se permite con la nueva política que puedan obtenerlos los propietarios (anteriormente los únicos que podían acceder a este beneficio), aquellos que residan en ciudadelas y cuarterías o quienes sean arrendatarios de inmuebles estatales. En estos casos, solo podrán realizarse acciones de conservación en lo ya edificado, nunca como ampliación de la vivienda, lo que permite concluir que el estado castrista quiere que los particulares sean los que reconstruyan por medio de subsidios, el estado de abandono de las infraestructuras de vivienda y los edificios del país. Esa imagen vejatoria y de destrucción que se observa en los centros de las ciudades y en las principales barriadas de población.
Al final, otorgar subsidios para promover determinadas actividades por los privados termina siendo una acción política, con objetivos también políticos. Un ejemplo. Todavía se acaba de publicar la nueva norma y ya se afirma que se priorizará el otorgamiento de subsidios a “quienes pretendan, mediante acciones de reparación y/o conservación, dar solución a obstrucciones y fugas hidrosanitarias con el objetivo de contribuir al ahorro del agua y al mejoramiento de las condiciones medioambientales”. No hay mucho más que decir.
 Conclusión. Dentro de unos meses, se retirará el subsidio por escasez de recursos, muchos proyectos quedarán paralizados o inconclusos, y vuelta a empezar. Es el “círculo vicioso” de la economía castrista que limita e impide su dinamismo y sostenibilidad. Porque no es posible desarrollar una economía por medio de la acción estatal que condiciona hasta qué productos pueden y cuáles no adquirirse con los subsidios.
Existe un camino alternativo. La iniciativa privada, a través del ahorro, el esfuerzo y el trabajo, debe encontrar un marco adecuado para realizar estas mismas funciones, y sin subsidios. Pero ese diseño, evidentemente, ni está en los Lineamientos, ni en la mente de quiénes pretenden “actualizar el socialismo”.
Tomado de Misceláneas de Cuba, 7 de mayo de 2013

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