La creación de OSDES en el régimen castrista: otra vía muerta

El régimen castrista está ensayando recientemente un nuevo modelo de organización empresarial estatal que viene a reemplazar las actividades del llamado sector presupuestado, en un intento de buscar eficiencia y abaratar los costes de producción. Eso es lo que dicen, y lo que han planteado con la creación de la OSDE (siglas de Organización Superior de Dirección Empresarial) del sector azucarero, y la más reciente, de Correos. Obsérvese la notable diferencia entre las dos organizaciones. Una dirigida a la producción y comercialización del azúcar, la otra para lo que se supone que es un servicio de envío de cartas y paquetería entre particulares. En fin, cada cual a lo suyo, pero comparar peras con manzanas suele dar malos resultados. Desconozco a quién se le ha podido ocurrir semejante idea, pero esa obsesión con el cumplimiento de planes que, de antemano se sabe que no se pueden alcanzar, es lo que parece estar en el fondo de estas decisiones políticas. En el caso del azúcar, el producto estrella de la economía de Cuba desde el siglo XVIII, la OSDE pretende obtener una nueva dimensión más adecuada y una organización más eficaz para tratar de recuperar el nivel de producción, hundido desde que en 2002 el propio Fidel Castro decidiera la reconversión de todo el sector. Parece ser, según algunas informaciones, que el gobierno analizó el Ministerio del Azúcar que había sido el responsable de la actividad desde los tiempos “revolucionarios” y comprendiendo que era un paradigma de ineficacia y de incumplimientos, lo suprimió, transformando su estructura en la de la OSDE referida y separando sus funciones. La idea tiene que ver con los “lineamientos” que, en varias ocasiones, hacen referencia a la “necesidad de perfeccionar la estructura gubernamental y establecer claros límites entre las funciones estatales de las empresariales”. En particular, y referido al sector azucarero, los “lineamientos”, entre ellos el 209, establecen como su objetivo primario, "incrementar de forma sostenida la producción de caña", o el 211, que pretende "lograr ingresos en divisas que permitan financiar los gastos totales de operación, más el valor de las inversiones y las reparaciones que se ejecuten, y realizar un aporte neto para el país". La cuestión es si la OSDE puede conseguir estos objetivos. Siempre he destacado que esa separación entre “funciones estatales y empresariales” es muy interesante y puede ser una vía adecuada para superar el grave atraso de la economía castrista, pero las cosas se deben hacer de otro modo, ya que las nuevas OSDES como esta del azúcar, o la ya anunciada de Correos, se construyen a partir de la transformación de las estructuras burocráticas centrales, como si se tratase de la mariposa que abandona el capullo de seda y emprende alegremente su vuelo tras superar su etapa de gusano. Pero en el mundo empresarial, las decisiones no son tan sencillas y entrañan no pocos riesgos. Un Ministerio como el del azúcar, incapaz de desarrollar sus funciones reguladoras por la excesiva concentración en la gestión empresarial, no cambia su cultura por muchas OSDES que se puedan crear. El nuevo Grupo debe realizar las pretendidas “funciones empresariales” dentro de un marco cultural y de valores heredado de su progenitor, el desaparecido Minaz, posiblemente, incluso por las mismas personas. Más que eficacia, lo que está haciendo el régimen es darle vueltas a las estructuras burocráticas que, lejos de conseguir eficiencia, lo van a complicar todo más aún. Por ejemplo, si el Ministerio de agricultura asume ahora las funciones de regulación del sector del azúcar, ¿cree alguien que los márgenes de actuación, de autonomía y de responsabilidad en la OSDE serán mayores? Ahora recaen sobre la OSDE el susodicho Ministerio de agricultura, el llamado CITMA junto a otros organismos que tienen competencias en el uso de abonos y semillas, e incluso el Ministerio de Planificación y el de Comercio exterior e inversión extranjera, el Ministerio de Transportes, para el ferrocarril, el de Industria básica para la electricidad, el de Comunicaciones, de Educación, Salud Pública, y así hasta una larga docena de organismos del sector presupuestado para regular el sector azucarero. Pero, ¿es que no lo hacían antes? ¿Es esto eficiencia organizativa? La conclusión que cabe obtener es que producir caña bajo un marco regulatorio como éste es más difícil que cualquier obra de ingeniería y de diseño, de las más complejas que se puedan imaginar. El exceso de regulación que el nuevo diseño plantea lo único que va a conseguir es entorpecer el funcionamiento de las fuerzas productivas y la competitividad. Ya lo dijeron. Que nadie espere nada de los cambios introducidos por los “lineamientos”, cuya única finalidad es la “actualización del socialismo”. Más ineficacia. Una sugerencia: pongan en venta mediante subasta internacional la OSDE azucarera debidamente organizada en torno a sus cadenas de valor, y que algún grupo con tecnología avanzada a nivel internacional se haga con su control. Aparten toda la pesada carga regulatoria existente, y verán lo que ocurre. Es muy fácil, las reglas del mercado son las que permiten a una economía funcionar de manera óptima. La alternativa: más fracasos. Y si no, ya se verá con el Correo. Tomado de: (www.miscelaneasdecuba.net).-

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