Diabólicos mecanismos versus eficiencia productiva

Este puede ser un buen ejemplo de lo que finalmente sucederá.

Según informaciones publicadas en el diario Granma en su edición del lunes pasado, los campesinos que forman parte de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) celebraron durante el fin de semana dos reuniones con el primer vicepresidente cubano, José Machado Ventura, en las que denunciaron los "diabólicos" mecanismos burocráticos que frenan la producción de carne de cerdo en La Habana, uno de los más importantes centros de producción agrícola de la isla.

En su denuncia a Machado Ventura, los miembros de ANAP explican cuál es el origen de esos “diabólicos mecanismos”, en cuanto a que no existe unificación de criterios sobre las competencias que asumen varios departamentos ministeriales, como el Instituto de Recursos Hidráulicos, Salud Pública, Planificación Física y el Instituto de Medicina Veterinaria.

Las protestas de los representantes de los sectores económicos, en un país de economía centralizada en el que no existe mercado libre ni propiedad privada, entran de lleno en el ámbito de la disidencia y la oposición. No me cabe la menor duda que el régimen no va a ver con buenos ojos este tipo de pronunciamientos de organizaciones de campesinos “independientes” que, aunque ejerzan de tales, todos sabemos que en la Isla, por desgracia, los tentáculos del régimen se extienden en prácticamente todas las organizaciones dominándolas y poniéndolas al servicio del castrismo.

Sin embargo, me siento especialmente orgulloso y satisfecho de esta protesta de los campesinos de ANAP. Su crítica a un régimen ineficiente, burocrático, que se pierde en el marasmo de las competencias, o mejor dicho, de las incompetencias, cerrando cualquier opción al funcionamiento eficiente del mercado libre, es un alegato directo contra la línea de flotación del sistema económico comunista que dirige la vida de los cubanos durante ya demasiado tiempo.

Y creo que algo debe estar sucediendo en Cuba para que esta protesta crítica y cívica, no haya sido represaliada con especial contundencia. Más bien, parece que ha ocurrido todo lo contrario. Según Granma, Machado Ventura dio explicaciones a los representantes de ANAP y les dijo textualmente, que "somos conscientes de que urge eliminar cuanto entorpezca la producción y comercialización", y añadió que en este momento "lo más importante" para la producción agropecuaria es "aprovechar al máximo los recursos", "las más de 55.000 hectáreas de tierras entregadas en usufructo y las 30.000 que aún permanecen ociosas".

¿Qué me dicen? ¿Alguien se imaginó al castrismo a este nivel? Cualquier representante de un país democrático habría hecho lo mismo, más o menos. Escuchar demandas de los sectores y proponer soluciones concretas. ¿Qué les parece? Yo no doy crédito a lo que estoy leyendo y viendo. Lo único que se me ocurre es pensar que estamos ante “puro teatro” para representar un nuevo papel frente a las naciones de todo el mundo, que mantienen una actitud clara de desprecio hacia el régimen comunista por haber dejado morir a Orlando Zapata y mantener a presos políticos indefensos en temerarias huelgas de hambre. Pero alguien me puede decir, si, ¿y qué tiene que ver todo eso con la producción de carne para consumo humano?

A lo mejor no es sólo teatro, sino un cambio real de las cosas. Creo que la escasez generalizada en Cuba está provocando una reacción social y un aumento de la tensión social que en cualquier momento puede estallar en forma de protestas y algaradas. La acumulación de anomalías del régimen está alcanzando tales dimensiones en materia de asuntos económicos, que el vuelco se precipita. Que se culpe a los burócratas que dirigen la economía de los estrangulamientos e ineficacias, o que Silvio Rodríguez despierte de un letargo de 50 años para pedir cambios y más cambios, no es una broma. Hay un refrán que dice que “cuando el río suena agua lleva”.

Las aguas de la economía cubana bajan muy turbias, sucias y llenas de podredumbre arrastrando los restos de un sistema que nunca ha funcionado y que las autoridades, el primer vicepresidente, el histórico Machado Ventura, uno de los que siempre ha estado ahí aguantando a los Castro, se ve obligado a asumir, contestar y dar respuesta. Culpar a los burócratas de la actual situación, cuando menos, supone para éstos un riesgo vital, pero además, es un ejemplo del sarcasmo y la degradación de un régimen que parece inclinado al “sálvese quien pueda” en este último tramo de su existencia.

La economía cubana necesita mucho más que soluciones parciales. Y ahí es donde creo que la ANAP se equivoca, y se observa determinado tipo de control. La solicitud al gobierno de poner en marcha un sistema de comercialización que facilite la llegada de los productos a los mercados y erradicar la excesiva manipulación a la que son sometidos actualmente, no va a dar resultado, y ellos lo saben, si previamente no se liberaliza la economía. Seguro que algunos de estos campesinos habrán escuchado de sus padres o abuelos lo que era Cuba antes de 1959. Pues esa es la solución. Propiedad privada y economía de mercado, y como sector prioritario, la agricultura. Creación de empresas formadas por accionistas o por propietarios individuales, permiso a la inversión extranjera en el campo cubano, devolución de las tierras confiscadas e inermes a los que las van a convertir en tierras productivas. La agenda es sencilla. Machado Ventura no lo hará en vida de Fidel Castro, pero sabe que es la única vía posible. Como siempre les digo, cuánto más tarden, peor.

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